El documento MIRADA, impulsado por Organon, compañía enfocada en mejorar la salud integral de las mujeres, expone las carencias del sistema sanitario actual con el objetivo de erradicar los sesgos de género que impactan de manera negativa en las mujeres y que se encuentran en la prevención, en el diagnóstico, en el tratamiento y en el seguimiento.
El proyecto ofrece recomendaciones y acciones que van desde la formación, sensibilización, investigación, guías y protocolos, hasta cómo optimizar los circuitos asistenciales y la coordinación multidisciplinar en los avances.
El doctor Manuel Anxo Blanco, director ejecutivo de asuntos públicos, acceso al mercado y comunicación de Organon, explica que, con esta iniciativa, pretenden impulsar un nuevo enfoque al modelo asistencial, buscando sensibilizar a los profesionales sanitarios acerca de las diferencias entre mujeres y hombres como paso necesario para lograr mejoras en su salud.
“Esperamos que este documento sirva para tener una nueva perspectiva acerca de la salud de las mujeres y que los profesionales sanitarios, las organizaciones académicas y asistenciales puedan trasladarla a su día a día, para generar así cambios reales para las mujeres, y por tanto para toda la sociedad”, indica el experto.
La diferencia entre hombres y mujeres en salud
La salud difiere entre mujeres y hombres debido a sus rasgos biológicos, pero también por diferencias en la exposición a factores de riesgo y en la atención sanitaria que reciben.
Indicadores como la percepción de la propia salud, la morbilidad, la mortalidad, el acceso a los recursos sanitarios y la vulnerabilidad a ciertas enfermedades se utilizan para medir estas desigualdades y son clave para una mejor prevención y tratamiento de patologías.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define los determinantes de salud relacionados con el género como aquellas normas, expectativas y roles sociales establecidos para cada sexo que aumentan la tasa de exposición y la vulnerabilidad frente a riesgos para la salud, así como la protección frente a ellos.
Son uno de los principales condicionantes de las desigualdades en salud.
Además, el concepto de “sesgo sexo-género en la atención sanitaria” hace referencia a situaciones en las que, ante una misma necesidad sanitaria, se realiza un mayor esfuerzo diagnóstico o terapéutico en un sexo respecto al otro, pudiendo contribuir a desigualdades en salud entre mujeres y hombres.
En el documento se explica que las diferencias por sexo hacen referencia a diferencias biológicas ineludibles.
En cambio, las desigualdades de género se refieren a diferencias evitables entre hombres y mujeres.
Las enfermedades con retraso en el diagnóstico de las mujeres
En la actualidad, las mujeres sufren un retraso en el diagnóstico con respecto a los hombres en al menos 700 enfermedades.
- Enfermedad coronaria: hay un infradiagnóstico, mayor mortalidad por infarto de miocardio, menos trasplantes cardíacos a pesar de mayor frecuencia como donantes y menos inclusión en ensayos clínicos.
- EPOC, asma, otras alergias: Hay un mayor incremento del tabaquismo, así como el infradiagnóstico y comorbilidades como ansiedad.
- Ictus Mayor: Hay un incremento del tabaquismo, infradiagnóstico, comorbilidades como ansiedad, falta de perspectiva de género.
- Diabetes de tipo 2: Hay una ausencia o retraso en el diagnóstico, mayor carga de la enfermedad.
- Enfermedad hepática crónica: Menos trasplantes renales, menos fístulas arteriovenosas, mayor probabilidad de errores en la diálisis.
- Enfermedad de Alzhéimer: Mejor resultado en las pruebas de memoria verbal, ausencia o retraso en el diagnóstico, mayor carga de la enfermedad.
- Gripe: Diferente exposición a cepas por causas sociolaborales, mayor reticencia a la vacunación.
- Enfermedad renal crónica: Menos trasplantes renales, menos fístulas arteriovenosas, mayor probabilidad de errores en la diálisis.
- Depresión: Diagnóstico más probable.
- Migraña: Diferente comorbilidad, asociación a variaciones hormonales.
Necesidades según la etapa
Este trabajo se estructura en torno a las distintas etapas de la ruta asistencial (prevención, diagnóstico, tratamiento y seguimiento).
A lo largo de ellas, se han identificado necesidades y se han formulado propuestas de acción.
Prevención
Existen diferencias genéticas, anatómicas y fisiológicas, y en consecuencia patológicas, entre las mujeres y los hombres:
- Factores internos debido a diferencias biológicas como las hormonales, anatómicas, fisiológicas, inmunitarias, reproductivas o inflamatorias, entre otras, que determinan una distinta sensibilidad a ciertas enfermedades (enfermedades autoinmunes, diabetes gestacional, síndrome de ovario poliquístico, hipertensión en el embarazo, preeclampsia, cáncer de mama, trastornos inflamatorios, osteoporosis).
- Exposición a factores de riesgo que afectan en distinto grado a mujeres y hombres (como el estilo de vida, la nutrición, el estrés o el tabaquismo).
- Factores sociales con desigual repercusión por sexo: carga y rol familiar, condiciones laborales, entorno doméstico, clase social, raza, acceso a los servicios de salud, educación, violencia de género, violencia sexual, mayores exigencias físicas de juventud y belleza, etc.
Diagnóstico
Los protocolos diagnósticos pasan por alto las diferencias biológicas y desigualdades sociales entre las mujeres y los hombres.
Distintos estudios han revelado inequidades en función del sexo en todas las etapas diagnósticas, desde de anamnesis y la exploración física, hasta la solicitud de pruebas complementarias.
Algunas enfermedades de elevada prevalencia femenina se califican en primera instancia como “psicógénicas” o “funcionales” antes de recibir un diagnóstico preciso.
Considerar los síntomas de las mujeres como “atípicos” respecto a los de los hombres muestra el androcentrismo en la Medicina y la investigación.
Además, diversos estudios internacionales describen que es más frecuente en las mujeres recibir un diagnóstico erróneo que se modifica a posteriori.
Tratamiento
En primer lugar, la ausencia o retraso de un tratamiento adecuado depende de la demora en recibir el diagnóstico.
Tanto el acceso como la respuesta al tratamiento y la adherencia terapéutica pueden verse influidas por sesgos de género.
En el eje de los determinantes de las desigualdades en salud de la OMS se encuentran la edad, el género, la etnia, la clase social y la ubicación.
La combinación con factores como la edad y la clase social o pobreza pueden agravar la brecha de género en salud.
Seguimiento
En el documento se indica que durante el seguimiento, si bien las mujeres suelen ser más receptivas al apoyo, presentan dificultades para asistir a citas regulares debido a circunstancias como el cuidado de familiares, la dependencia económica o la falta de autonomía en la toma de decisiones.
Las mujeres siguen solicitando casi el 90 % de las excedencias laborales por cuidado de hijos y el 80 % cuando se trata de cuidar de familiares en situación de dependencia.
Además, según se avanza en edad, existen por una parte necesidades físicas distintas entre las mujeres y los hombres, con patrones diferentes para unas y otros en cada momento; y, por otra, distintas necesidades sociales de género.
Las mujeres y los hombres van siguiendo, en cada etapa, unos patrones de comportamiento basados en un modelo social, de forma que las condiciones de vida a las que se enfrentan también se modifican con el tiempo y no de igual forma.
Recomendaciones
El documento ofrece una serie de recomendaciones y propuestas de acción que cubren distintos aspectos del proceso asistencial:
- Formación de los profesionales sanitarios, desde la universidad a la formación continuada pasando por la formación MIR.
- Sensibilización de la sociedad a través de campañas de comunicación.
- Investigación que incluya la perspectiva de la interacción entre el sexo y el género.
- Guías y protocolos adaptados a las necesidades de sexo y género que aborden de manera equitativa las diferencias en diversas patologías.
- Optimización de los circuitos asistenciales y la coordinación multidisciplinar en la consecución de objetivos con perspectiva de género.
- Establecimiento de mecanismos para el seguimiento y la medición de los avances.
Conclusiones
El dossier de Organon explica que la realidad y las evidencias científicas obligan a seguir trabajando en trasladar la interacción sexo/género al ámbito sanitario.
Una salud dotada de visión de género puede contribuir a corregir imprecisiones en la atención sanitaria, y por lo tanto, a mejorar la práctica médica, además de hacer equitativo el proceso asistencial entre mujeres y hombres, añade.
La entrada El diagnóstico tardío en mujeres: un desafío de salud se publicó primero en EFE Salud.