Miedo conducir

¿Sabías que en España 1 de cada 4 conductores tiene miedo a conducir?

Este miedo se llama amaxofobia y viene del griego amaxo, que significa carruaje, y phobos, que significa miedo.

Es un trastorno que suele afectar con más frecuencia a mujeres (64 %) que a hombres (36 %) y la edad media en la que aparece va desde los 31 a los 60 años.

En EFEsalud hablamos con la psicóloga Sonia Rojas, directora del equipo de psicólogos especializados de “Frena tu miedo”, centro especializado en el tratamiento de la amaxofobia, sobre esta fobia, sus causas, cómo afecta a la vida de los que la sufren y cómo es el tratamiento.

¿En qué se diferencian el miedo ocasional a conducir y la fobia?

La psicóloga explica que se diferencia en la frecuencia e intensidad de los episodios.

“En la fobia, estos episodios son mucho más frecuentes y la intensidad es también mucho mayor. La reacción que produce la conducción en una persona con fobia es desproporcionada, ya que el coche no debería generar esas reacciones”, indica la experta.

La duración también es más prolongada en la fobia, ya que la persona piensa en la situación de conducción antes y después de que ocurra.

“Por ejemplo, si le dices a uno de mis pacientes que mañana tiene que llevarte a Galicia, empezaría a preocuparse desde ese momento y estaría constantemente pensando en cómo va a hacer el recorrido”, señala la especialista.

El grado de sufrimiento es otro aspecto importante. Mientras que el miedo es limitado y transitorio, en la fobia el sufrimiento es mucho mayor y más persistente.

Finalmente, el grado de interferencia en la vida diaria es más profundo y limitante en la fobia.

La psicóloga explica que las personas con amaxofobia a menudo se ven obligadas a rechazar oportunidades laborales si no hay opciones de transporte que les permitan llegar a tiempo.

También suelen sentirse más aisladas socialmente, ya que evitarán desplazamientos largos que impliquen más de dos horas de viaje, lo que restringe sus interacciones sociales.

Esto también puede llevar a problemas como llegar tarde al trabajo y, en algunos casos, incluso perder el empleo.

“Además, el aislamiento y la presión social generan un riesgo más alto de desarrollar otras enfermedades mentales, como trastornos depresivos o de ansiedad. El agotamiento y la sensación de no ser capaces de realizar actividades cotidianas, como recoger a sus hijos, impactan en la calidad de vida y pueden causar conflictos en las relaciones de pareja”, advierte la experta.

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EFE/EPA/NOUFAL IBRAHIM

Factores que desencadenan el miedo a conducir

La psicóloga explica que las experiencias de la infancia pueden jugar un papel importante en el desarrollo de la amaxofobia.

“Por ejemplo, los niños que se mareaban o vomitaban durante los viajes en coche, ya sea en vacaciones o al ir a la casa de los abuelos, pueden asociar esas experiencias desagradables con la conducción, generando un rechazo posterior”, indica la experta.

Otro aspecto relevante son los patrones familiares. Es importante observar cómo se percibe la conducción en casa.

“Si los padres tenían miedo a conducir o si se hablaba de la conducción de manera negativa, como si fuera peligrosa o amenazante, esto puede influir en cómo la persona ve el conducir en su vida adulta. Por el contrario, si la conducción se veía como una herramienta que proporciona libertad y autonomía, es probable que la relación con el coche sea diferente”, señala la especialista.

También influyen los comentarios y críticas recibidos durante el proceso de aprendizaje.

“Por ejemplo, una paciente mencionó que, cuando estaba sacándose el carnet de conducir, la gente a su alrededor le decía cosas como: Avísame cuando tengas clase para no salir de casa y no me atropelles. Este tipo de comentarios, aunque puedan parecer bromas, pueden afectar la confianza y fomentar un miedo creciente”, advierte Rojas.

Las experiencias de miedo en el coche, ya sean vividas o escuchadas de otras personas, también tienen un impacto.

“Por ejemplo, muchas personas que nunca han tenido un accidente pueden sentir miedo al ver noticias de accidentes o al escuchar relatos de accidentes, especialmente si tienen una personalidad empática y se impactan con facilidad”, explica la psicóloga.

Otros factores que pueden desencadenar la fobia son ciertos rasgos de personalidad, como el perfeccionismo, la autoexigencia y la inseguridad.

Las personas con tendencia a la autoexigencia pueden sentir miedo al tomar decisiones y a no cumplir con las expectativas, lo que aumenta la ansiedad al conducir.

Estos factores psicológicos y experiencias pasadas se entrelazan y pueden contribuir al desarrollo y agravamiento de la amaxofobia.

Situaciones que pueden intensificar la amaxofobia

La psicóloga explica que existen situaciones específicas en las que la amaxofobia se intensifica, como conducir por autopistas, por la noche o en condiciones meteorológicas adversas.

“Justamente, el tema de las vías rápidas es una de las situaciones que más ansiedad genera, principalmente por la velocidad y la presencia de otros vehículos, que obliga a mantener una velocidad alta. En España, por ejemplo, es común que las personas que van a 95 o 100 km/h sean señaladas, con luces y pitidos, por los que circulan a 120 km/h o más”, subraya la experta.

Otra de las preocupaciones en las vías rápidas es la sensación de no tener una salida cerca, lo que puede combinarse con síntomas similares a la claustrofobia, especialmente en casos en los que el conductor siente la necesidad de parar.

Las condiciones meteorológicas también incrementan la ansiedad, debido a la sensación de falta de control.

“Por ejemplo, si está lloviendo intensamente o si es de noche, la visibilidad se reduce, lo que afecta a las personas con amaxofobia de forma considerable. La visión es uno de los aspectos más importantes para ellas, ya que la hipervigilancia y el estado de alerta son síntomas comunes de esta fobia. Si la visibilidad se ve reducida, todo se complica”, advierte la especialista.

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Varios coches circulan por una carretera de Toledo durante la lluvia. EFE/Ismael Herrero

Además, otras situaciones que generan ansiedad incluyen los puentes y pasos elevados, ya que el miedo a las alturas (acrofobia) puede aumentar la ansiedad en estos casos.

También los túneles, debido a la claustrofobia, son una fuente de preocupación.

Los atascos, por la sensación de estar atrapado y sin salida, y los aparcamientos, por el miedo a molestar o a llamar la atención, son situaciones que también generan gran incomodidad en quienes sufren amaxofobia.

Las herramientas y el tiempo

Sonia Rojas de Frena Tu Miedo explica que las investigaciones más recientes demuestran que las terapias cognitivo-conductuales son las más efectivas para superar la amaxofobia.

Este enfoque se centra en la modificación de pensamientos negativos asociados a la percepción de amenaza de las situaciones de conducción y al autoconcepto como conductor, complementado con la exposición progresiva a situaciones de tráfico y la prevención de respuesta.

“El tratamiento que ofrecemos es multicomponente. Primero, realizamos una consulta de valoración, que puede hacerse de manera online o presencial. Tras esta evaluación inicial, se elabora un plan de tratamiento personalizado, comenzando con una fase de psicoeducación. Esta fase aborda las emociones, los síntomas de ansiedad y cómo identificar y manejar estos síntomas, ya que muchas personas no reconocen la ansiedad en su vida cotidiana. En algunos casos, esto puede implicar cambios en hábitos de vida, como mejorar el sueño o la alimentación”, indica la psicóloga.

Además, la experta señala que trabajan en la seguridad personal y vial, enseñando aspectos prácticos como conocer la documentación del vehículo, familiarizarse con los sistemas de seguridad, los neumáticos y cómo responder a alertas en caso de avería.

“Una parte fundamental de nuestro enfoque es la colaboración con una autoescuela. Los profesores de la autoescuela están formados anualmente en estrategias para abordar la amaxofobia. Mantenemos una coordinación constante con ellos, asignando tareas específicas para trabajar durante las clases prácticas y asegurando un seguimiento adecuado”, señala la especialista.

Otro aspecto crucial es el acompañamiento terapéutico en el propio vehículo, donde el psicólogo se sube primero como copiloto y luego en la parte trasera, e incluso en vehículos separados si la persona lo necesita.

La psicóloga explica que la autoescuela con la que trabajan también dispone de un simulador de realidad virtual, que es útil para la exposición a situaciones de mayor dificultad, como puertos de montaña o condiciones complejas.

Además, organizan talleres grupales, que permiten a los participantes compartir sus experiencias y miedos en un entorno seguro y de apoyo mutuo.

Por otro lado, la psicóloga explica que el proceso para superar el miedo a conducir suele durar entre cuatro y ocho meses, aunque puede variar según cada caso.

“Es importante entender que muchas personas buscan superar la fobia en un mes, pero eso casi resulta imposible. La fobia al conducir es solo la punta del iceberg, y es necesario abordar otras cuestiones subyacentes antes de poder superar completamente el miedo. Por eso, es fundamental un enfoque integral que trabaje tanto en los síntomas como en los factores relacionados que contribuyen a la fobia”, indica la experta.

Miedo a conducir
La psicóloga Sonia Rojas, directora del equipo de psicólogos especializados de Frena tu miedo. Foto cedida.

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