Un coreógrafo cubano armó un tutú especial para cumplir con todos los requisitos del protocolo de higiene dentro de los espectáculos.
La cultura del ballet sobrevive aún en los tiempos del coronavirus.
Gracias al ingenio del bailarín Carlos Acosta, el ballet cumple con todo el protocolo de distanciamiento social que impone el coronavirus.
La estrategia está centrada en el diseño de tutús extralarge que serán los protagonistas del espectáculo.
Carlos Acosta es el coreógrafo cubano que buscó una solución al problema del distanciamiento social sobre el escenario.
Lazuli Sky es el show que Acosta propone para el Birmingham Royal Ballet que cumple con el protocolo covid.
El diseño es una reminiscencia de la propuesta creativa de Loïe Fuller, figura icónica de la Belle Epoque de París.
Al mejor estilo de la danza serpentina, el vestuario de Acosta se caracteriza por faldones sujetos a varas que se despliegan.
El espectáculo que proporciona se asemeja al revoloteo de las mariposas.
Además del largo, los tutús poseen varias capas de tul ligeras que al desplegarse ofrecen la distancia social requerida.
En esta ocasión y con permiso de Sergio Dalma, bailar pegado no es una opción.
Disfrutemos del regreso de las actividades culturales a los escenarios del mundo.
Despertemos la imaginación para crear también otras opciones que nos permitan continuar con la vida, cuidándonos entre todos.