Tras los enfrentamientos en las calles por la destitución de Martín Viazcarra por parte del Congreso, el presidente interino Manuel Merino renunció al cargo.

Las protestas en las calles dejaron como saldo dos personas muertas y más de 100 heridos.

La decisión tomada por el Congreso al destituir a Martín Vizacarra no fue vista con buenos ojos por la población.

Algunas personas, pertenecientes al bloque de más de la mitad de los peruanos que apoyan la gestión de Vizacarra, tomaron las calles.

Furiosos por la decisión del Congreso, manifestaron en las calles y enfrentaron la represión policial.

Tras la decisión del Congreso, la silla presidencial fue ocupada por Manuel Merino, un empresario que empezó con el pie izquierdo su deseo de dirigir el país.

En menos de una semana de asumir, Merino dimitió, dejando al país sumido en un caos que recién empieza.

Por las dos personas muertas y el centenar de heridos, algunos políticos de su propia bancada le soltaron la mano.

El caos social que se vive en las calles se traduce también en el Congreso que por el momento se encuentra vacío de poder.

Desde el primer momento de asumir, la impopularidad de Merino se hizo manifiesta, desatando la furia de las masas.

Al invocar el proceso de destitución de Vizacarra, la puerta que abre conflictos sociales se agudizó en el país.

Ahora existe una silla presidencial vacía, un Congreso sin representación plena y una sociedad que reclama en las calles.

Respecto a las personas muertas, se sabe que ocurrieron producto de las balas, una de ellas recibió 11 disparos.

Organizaciones de Derechos Humanos denunciaron la represión en las calles y contabilizaron más de 100 personas heridas.

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