El legado poético de Alejandra Pizarnik nos invita a conocer un mundo que combina la rebeldía salpicada de recuerdos pasados.
Es quizá la vida quien forjó la personalidad y el estilo propio de Pizarnik.
De ella se escriben detalles sobre su origen ruso, la pesada vida familiar y algunas conductas subversivas.
Pero de una poetisa, lo importante a conocer es su obra y la propuesta que arroja al mundo.
Fue Contemporánea y amiga personal de otros escritores como Octavio Paz y Julio Cortázar.
Su estilo recuerda un poco a la rebeldía que nos genera el otro.
Hoy compartimos tan sólo uno de los tantos poemas que escribió.
Hijas del viento
Han venido.
Invaden la sangre.
Huelen a plumas,
a carencia,
a llanto.
Pero tú alimentas al miedo
y a la soledad
como a dos animales pequeños
perdidos en el desierto.
Han venido
a incendiar la edad del sueño.
Un adiós es tu vida.
Pero tú te abrazas
como la serpiente loca de movimiento
que sólo se halla a sí misma
porque no hay nadie.
Tú lloras debajo de tu llanto,
tú abres el cofre de tus deseos
y eres más rica que la noche.
Pero hace tanta soledad
que las palabras se suicidan.