El ministro de Educación, Nicolás Trotta llegó a un cuerdo con las provincias para suspender de manera focalizada las clases.
La presencialidad de las clases es uno de los puntos políticos de discusión en los últimos días.
Una de las disputas más conocidas es la liderada por Horacio Rodríguez Larreta contra el gobierno nacional sobre ese tema en particular.
Larreta dejó de lado la cordialidad que lo caracterizó desde el comienzo de la pandemia para capitalizar votos.
Más allá de la discusión política, los expertos coinciden en que la presencialidad dentro de las aulas no incrementa los contagios.
Pero la masividad a la que se enfrentan escolares, padres y maestros en el trayecto a las aulas es la clave del problema.
Sabemos que los protocolos, en su mayoría, se cumplen dentro de las aulas pero no así en las calles.
La saturación del sistema de transporte, presente durante las clases presenciales, también favorece la suba de contagios.
A este escenario hay que sumarle el ingrediente del incremento en los contagios entre menores de edad y jóvenes.
Pensando en todos esos factores, el Ministerio de Educación llegó a un acuerdo con los gobernadores de las provincias.
Básicamente, el acuerdo consiste en focalizar la suspensión de las clases siempre que las estadísticas lo requieran.
Significa que cuando la situación epidemiológica supere los valores permitidos, las clases presenciales se suspenden.
La medida será de forma focalizada y temporal en la zona en donde se registre el incremento de casos.
El objetivo del acuerdo es bajar al máximo la circulación del virus entre la población.