Las obras del escultor Han Hsu-Tung nos invitan a sumergirnos en el maravilloso concepto que aporta el mundo del arte pixelado.
Han Hsu-Tung nos abre la puerta que divide al mundo analógico del digital.
El rey del arte pixelado nació en Taiwán y sus trabajos unen lo mejor de dos dimensiones.
La revisión a las obras de Han crea en el espectador un deseo lúdico de apreciar el futuro.
Sus piezas son delicadas, elegantes, tridimensionales y detallistas.
Con nogal y teca africana de una sola pieza, Han construye una escultura tan eterna como efímera.
Los bloques de madera parecen levitar y desprenderse de la figura para crear otra dimensión.
El maestro del pixel encastra de manera estratégica cada pieza hasta lograr el concepto deseado.
Tradición que mira al futuro es el halo que rodea la colección del artista taiwanés.
Para trabajar, Han bosquejar la idea en papel y posteriormente la crea en arcilla.
El modelo se replica en madera, siguiendo el laberíntico mapa del pixel que el maestro diseñó.
Entre las piezas terminadas encontramos cuerpos humanos y algunos animales.
De la colección se destaca la escultura de dos grullas que parecen provenir de alguna tumba faraónica y amenaza con desaparecer en cualquier momento.