Brasil

Tras una apretada contienda que dio como ganador a Lula Da Silva, Brasil prepara una segunda vuelta para elegir al nuevo presidente.

La diferencia con su oponente entre Jair Bolsonaro y Lula Da Silva fue de cinco puntos por lo que habrá que definir el voto en segunda vuelta.

Todas las encuestas que vaticinaban un holgado triunfo de Lula, con 18 puntos en primera vuelta en algunas ciudades, fallaron.

La fecha del balotage quedó establecido para el 30 de octubre próximo para que los brasileños elijan al nuevo presidente.

En un principio de la votación, Jair Bolsonaro lideró la tendencia, anticipando lo que sería hasta el último momento de la contienda.

Con estas elecciones, la grieta en Brasil está más clara que nunca. Se trata de dos visiones de gobierno totalmente opuestas cuya tendencia se observa en distintas partes del mundo y particularmente en toda latinoamérica.

Pese a que los votos no le alcanzaron, Bolsonaro fue el gran ganador cuya propuesta cuenta con una férrea adhesión.

Con una diferencia tan estrecha de votos, la segunda vuelta es un trámite que pone en peligro el regreso de Lula al poder.

Para quienes celebran el triunfo deben saber que el bolsonarismo está más vivo que nunca y florece en la mitad de Brasil.

Las ideas misóginas, anti derechos y alejadas de la democracia expresadas por Bolsonaro cuentan con el apoyo de una inmensa mayoría de la población carioca.

En consecuencia, el triunfo de Lula, en caso de repetirse el 30 de octubre, implica también un desafío de gobierno.

La extrema derecha reclama protagonismo y está dispuesta a manifestar e imponer su manera de entender la forma de conducir un país y la vida misma.

Mientras la fecha se acerca, los candidatos reajustan las campañas. Bolsonaro se afianza entre los pobres, ofreciendo planes y ayudas económicas. Mientras que Lula se corre hacia el centro, intentando convencer a los sectores que no eligen a su partido.