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En Canadá se desató una polémica tras el proyecto de incluir a los enfermos mentales en la ley de eutanasia.

Desde 2016, la muerte asistida es una opción legal a la que pueden recurrir las personas con enfermedades irreversibles.

Tras varios años de experiencia, una nueva reforma a la ley de eutanasia divide las opiniones.

En esta ocasión, la propuesta incluye a las personas que padecen algún tipo de enfermedad mental.

De aprobarse la medida, los enfermos mentales pueden solicitar el derecho de terminar con su vida.

Quienes se oponen a la propuesta argumentan distintas razones que ponen en duda la idoneidad de la medida.

Al margen de las secuelas que deja el proceso en quienes supervisan las muertes, el rechazo incluye otras consideraciones.

La primera de ellas tiene que ver con plantear la muerte como una mejor opción a la vida misma.

También se debaten las obligaciones que el Estado debería cumplir y que la eutanasia parece solucionar.

En ese sentido, algunas personas en situación vulnerable denuncian que fueron invitados a considerar la muerte como una opción.

Ahora que los enfermos mentales engrosan la lista de beneficiarios, las dudas sobre la «puerta fácil» vuelven a surgir.

Mientras la discusión crece, en el otro lado de la vereda se ubican quienes reclaman el derecho a decidir.

La ley de eutanasia en Canadá nació para ayudar a morir a los mayores de 18 años en condiciones graves e irreversibles. Posteriormente, una reforma incluyó a las personas con enfermedades crónicas, incluso en aquellas en donde la muerte no es inminente.

De acuerdo a las estadísticas de 2021, un total de 10.064 personas hicieron uso de la ley.