Cumpleaños clandestino en la Quinta de Olivos

Poco después de que la novela del Olivosgate fuera en una dirección totalmente inusitada, tras filtrarse una serie de fotos del cumpleaños de Fabiola Yáñez en la Quinta Presidencial de Olivos en plena cuarentena, surgió un video donde se ve a la primera dama y a sus invitados cantando el felíz cumpleaños.

El video, de tan solo 25 segundos y con el más jovial de los festejos, fue filmado en medio de uno de los momentos más duros de la cuarentena, donde millones de familias se vieron afectadas, ya fuera por los efectos del virus en su salud o los efectos económicos del aislamiento.

Esta situación, que puso bajo la lupa a la discusión sobre el nivel de privilegio con el que cuentan varios sectores de la denominada «clase política» (termino que desde hace varios años dejó de estar asociado únicamente a ciertas corrientes del espectro político), y dejó en claro que esto se trató de otra instancia más del clásico «haz lo que yo digo pero no lo que hago».

Regresando al video, este fue difundido por El Destape supuestamente bajo la premisa de difundirlo antes que Juntos (nombre que en estos momentos resulta hasta irónico y tragicómico) lo hiciera previo a las PASO. Independientemente de la veracidad de lo descrito, hay una evidente intención, por parte de Roberto Navarro, de «quedar bien con dios y con el diablo», argumentando que si bien hubo un grave error al hacer este evento, a fin de cuentas fue un episodio más de la vida en la Residencia Presidencial.

A todo eso se le suma, por supuesto, el ping-pong de acusaciones con el arco opositor: Desde El Destape se habla de que al menos no hubo jueces presentes como durante el gobierno de Mauricio Macri; y desde la oposición (sin hacer distinción de derecha, centro o izquierda) se habla del asunto como un crimen de lesa humanidad.

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Ambos grupos hacen caso omiso a sus propios errores: El oficialismo al rebajar la gravedad de los hechos al decir que se hicieron hospitales (como si el cumpleaños hubiese sido una especie de «recompensa» o «descanso» por la labor hecha), y la oposición al ignorar -mágicamente- que organizó o formó parte de marchas anticuarentena (algunas bajo el curioso nombre de marchas «por la libertad»), para luego después subirse al pedestal de la moralidad.

Sí, es una realidad que durante las cuarentenas varios presidentes de todo el mundo recibieron a funcionarios u otros particulares de forma presencial. ¿Es discutible? Por supuesto, más aún teniendo herramientas como Zoom o Google Meet al alcance de los dedos; pero eso no justifica bajo ninguna razón la realización de un cumpleaños siendo que dicha clase de eventos estaba prohibida para el resto del país.

La novela del Olivosgate resultó ser un claro ejemplo del manejo de un escándalo haciendo uso del mayor grado de inmadurez política posible, ayudado en gran parte por un año electoral en donde todo vale.

La verdadera discusión, aquella que Alberto Fernández, Mauricio Macri y otros actores de la política deberían llevar a cabo, no pasa por quien recibió a quién o cuántos hospitales se construyeron, sino más bien en los privilegios de una clase política y el uso que se hace de los mismos.