Por medio de sus redes sociales, Damián Córdoba se disculpó por haber realizado un show en un conocido bar de Nueva Córdoba, sin ningún respeto por los protocolos y las medidas de bioseguridad.
Tras la polémica, el cuartetero decidió «dar la cara», y contar su versión de los hechos. De acuerdo a su relato, él había ida al bar para almorzar, y los dueños le pidieron que se subiera a cantar al escenario.
Al respecto, el cantante dijo lo siguiente:
«Me pusieron entre la espada y la pared. Soy un artista y el impulso pudo más. Quiero pedirles disculpas y estoy arrepentido»
Damián Córdoba – Cantante
Independientemente del «impulso» artístico que alegó el cuartetero, los protocolos para la apertura de bares y restaurantes en Córdoba establecen que estos no pueden contar con eventos de tipo cena show, recitales y/o musicalización con DJ’s.
Las acciones de Damían Córdoba generan, evidentemente, tornan aún más turbias las aguas entre la Provincia y el sector gastronómico, que tan duramente se vio afectado por la pandemia.
Y no solamente eso, el bochornoso show del cantante genera desconfianza entre la Provincia y los trabajadores culturales, cuyos eventos están a la espera de que el COE los apruebe.
La Cámara de Bares de Córdoba emitió, por su parte, un comunicado repudiando el accionar del bar, catalogándolo como un golpe duro al sector gastronómico.
Un discurso hipócrita
Cabe destacar que días antes, la Municipalidad había emitido una serie de spots publicitarios con artistas reconocidos, los cuales invitaban a los cordobeses a quedarse en sus casas, en la medida que pudieran hacerlo.
Estos mensajes apuntan a concientizar sobre los cuidados básicos para prevenir una mayor escalada de contagios de Covid-19 en la ciudad, y el uso de figuras públicas es una forma efectiva de llevar el mensaje.
Uno de estos personajes fue Damián Córdoba, quien -tal y como lo hicieron otras figuras- llamó a los cordobeses a que se quedaran en sus casas. Se ve que el cantante no era cordobés o vivía en otro planeta, por lo que decidió acceder a su «impulso» y cantar frente a un montón de personas que, al igual que él, no respetaron ninguno de los protocolos, y ni siquiera tenían sus barbijos puestos.
¿Quiénes estuvieron también en el bar?
Un detalle de importancia es que aparte del cuartetero, hubo otras figuras importantes (particularmente de mucho capital económico) que participaron de la fiesta.
Si bien los nombres no han trascendido, se vio a proveedores del Estado Municipal y Provincial, dos futbolistas, al hijo de un conocido empresario de la construcción e incluso a los organizadores de un casamiento clandestino (el cual contó con la modestísima cantidad de 200 invitados, todos sin barbijo) en Potrero de Garay.
¿Una «lavada de manos»?
Si bien el relato de Damián Córdoba podría llevar a una minúscula parte de la población cordobesa al borde de las lágrimas, otros (aparte de indignarse) se pusieron a hilar un poco más fino sobre los hechos y lograron recomponer las piezas del rompecabezas.
En El Show del Lagarto, el periodista Aldo Guizzardi adelantó que algunos informes preliminares habían identificado que este almuerzo-show se habría dado en el marco del cumpleaños del ya mencionado hijo del empresario constructor.
Aparentemente, la aparición del cuartetero habría sido utilizada como medio de pago para otros asuntos de carácter empresarial y/o monetario.
Independientemente de cuál haya sido el caso, este improvisado show de cuarteto en Nueva Córdoba es un claro ejemplo de cómo, ante los descuidos, la falta de control, y los acuerdos por debajo de la mesa, terminan causando estragos. Tal y como se lo ha visto en otras oportunidades, la fiesta de unos pocos después termina en contagios, restricciones y falta de trabajo para muchos.