Un joven de 25 años presentó una denuncia contra una mujer estafadora que utilizó la red social Tinder para cometer el ilícito.
Desde Chubut llega una noticia que parece más la historia de una serie que cuenta con amor, traición y hechos policiales.
Se trata de un caso conocido como «la estafadora de Tinder» que relata la denuncia que un joven hizo por estafa.
Al Ministerio Público Fiscal de Puerto Madryn ingresó la acusación de un joven de 25 años que reclama la devolución de $4.500.000.
Según el testimonio de la víctima, todo comenzó después de haber ingresado a Tinder y hacer «match» al perfil de una mujer.
Una vez que la relación avanzó en el tiempo, la confianza entre ambos creció, tanto que la víctima empezó a enviarle dinero.
La estafadora, conocida como Leila, aseguró transitar el abandono de dos hombres que la dejaron con tres hijos por mantener.
La víctima empezó a enviarle sumas cada vez más abultadas de dinero para ayudarla. Esa misma metodología se repitió durante tres años de relación.
Al igual ue sucedió con el famoso «estafador de Tinder», la mujer envolvió a su víctima con palabras de amor y promesas que nunca cumplió.
Dentro de la ficción de Netflix, el estafador hizo gala de su poder seductor para envolver a sus presar y obtener todo el dinero que quiso.
En Chubut ocurrió algo muy parecido, lo que hace pensar que la metodología no solamente se aprende sino que sirve en cualquier país.
Vivimos un mundo globalizado y la humanidad transita un proceso viciado en donde las redes sociales son protagonistas.
En la versión argentina, la estafadora se llevó de una sola persona cerca de 5 millones de pesos con una metodología que es tan vieja como el ser humano mismo.
Si bien es cierto que el amor mueve montañas, también es cierto que nunca se aclara que las montañas también pueden ser de dinero y mucho, mucho dinero. Para muestra tenemos todas las historias que los diarios han escrito aún antes de que las redes sociales fueran un sueño.
Las estafas se dan en todo el mundo y a toda hora por que relacionarlas con las redes sociales se convierte en un hecho anecdótico. En esta ocasión se menciona a Tinder pero lo mismo puede ocurrir en Facebook o en cualquier red masiva de comunicación.
A las personas nos apasionan las intrigas, los desengaños y las historias policiales, siempre que le ocurran a otras personas.