El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, declaró el estado de excepción en Guayaquil tras un acto terrorista ocurrido este domingo.
Guillermo Lasso, presidente de Ecuador, dispuso el estado de sitio en la ciudad portuaria de Guayaquil por 30 días.
La decisión llegó después de que una explosión se cobrara la vida de cinco personas y lesionara a 20 más.
Por las características del siniestro se presume que se trata de un ataque diseñado por el crimen organizado.
El Gobierno de ese país ofreció una recompensa de 10.000 dólares para quien aporte datos certeros que esclarezcan el caso.
Por el momento son 5 las personas las personas muertas pero no se descarta la aparición de nuevos cuerpos.
Los primeros datos arrojan que son 20 los lesionados pero aún falta encontrar a las personas reportadas como desaparecidas. La información reciente confirma que dos de los heridos se encuentran internados en grave estado.
La bomba explotó en barrio Cristo del Consuelo en Guayaquil, al suroeste de Ecuador, después de que se escucharan una serie de disparos.
El estallido tuvo un alcance de 70 metros, dejando muerte y destrucción de viviendas a su paso.
Por los restos del artefacto se supone que el mecanismo es de fabricación casera por lo que se descarta que se trate de una granada.
Se presume que el objetivo del atentado tenía como objetivo la eliminación del «cucaracha» y de «Jr». Ambos integran una banda que se autodenomina como Los Tiguerones.
Con la instalación del estado de excepción, las autoridades de Ecuador pretenden tomar el control de la situación.
La policía junto a las fuerzas armadas tomarán el control de las calles y pondrán en marcha el plan de contención social.
Como si se tratara de un contagio, lo sucedido en Ecuador se replica en otros países. Aunque los matices existen, las coincidencias encienden las alarmas.
En los últimos días, observamos países como Argentina o México en donde el crimen organizado toma las calles. En ambos se discute la necesidad de un mayor protagonismo de las fuerzas armadas.
