Frente a una mejora en la situación epidemiológica a nivel nacional, sumado a la reapertura gradual de actividades en varios rubros, el Congreso de la Nación está en plan de regresar a la presencialidad una vez finalizadas las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO).
Si bien hasta ahora el debate sólo se ha dado en conversaciones informales entre referentes de los bloques e interbloques de Diputados y Senadores, tanto la Cámara Baja como la Cámara Alta están encaminándose a un regreso paulatino al trabajo presencial.
Tras un año y cuatro meses de trabajo virtual, el Congreso tiene como objetivo pensar en los protocolos para esta vuelta a la presencialidad, con situaciones particularmente distintas en ambas Cámaras.
Por un lado, existe un débil consenso entre los bloques de la Cámara de Diputados, debido a varias discusiones (una de las cuales se encuentra judicializada) con respecto al tema. Aún así, el 8 de septiembre del 2020 se acordó por una modalidad mixta, la cual se viene sosteniendo hasta ahora, aunque con varios planteos posteriores a la firma del acta.
En tanto, por el lado del Senado, se advirtió una negociación mucho más exitosa, con varias prórrogas (todas aceptadas por los bloques sin mucho inconveniente) otorgadas al protocolo se sesiones a lo largo del 2020 y 2021. No obstante, cabe destacar que tras el receso por la campaña electoral, todavía no se ha discutido, en términos oficiales, un eventual regreso a la presencialidad, ya sea de forma mixta o total.
Por su parte, una constante en el plan de retorno de ambas Cámaras tiene que ver con respecto al funcionamiento de sus comisiones, donde en ambos casos continuarán funcionando -en primera instancia- de forma virtual.
