Si hay algo que nos fascina a los seres humanos es develar los distintos misterios ancestrales que esconde el cielo que nos cobija.
Desde que el hombre hizo uso de la consciencia, el universo se presentó como el enigma a conquistar.
Primero fue la observación de las estrellas la guía de la vida.
El sol, fuente inagotable de energía, sirvió también de aliento para cultivar, comer y hasta emprender nuevos rumbos.
Así, la rueda infinita de la existencia sigue su curso, siempre condicionada por lo que pasa en los cielos.
Imaginemos por un momento toda la información que tenemos del universo.
Hoy sabemos que el cosmos se rige por sus propias reglas, consecuencia todas del caos ordenado de las partículas.
Gracias a las nuevas investigaciones, conocemos también que los universos paralelos.
La idea es emocionante ya que representan a lo que se conoce como agujeros negros primordiales.
Así, un regimiento de universos bebé fueron expulsados al mismo tiempo del nuestro.
Aunque la información se encuentra en la fase teórica, es un gran avance para la ciencia.
Sobre todo en el conocimiento que tiene que ver con el estudio del origen de la materia oscura.
En suma, los agujeros negros primordiales pueden aportar información sobre las ondas gravitacionales detectadas.
También pueden ser el reflejo que emiten los universos bebé y que desde afuera observamos.
