El cuerpo de Diego Armando Maradona, el mejor jugador de la historia del mundo, permanece en la Casa Rosada para el último adiós.
Su hinchada, el pueblo argentino, se acerca para agradecerle todas las alegrías que generó.
El Diego se fue de este mundo siendo ya una leyenda que el mundo entero conoce.
Basta con recorrer los diarios de las agencias de noticias internacionales o de la televisoras para entender la magnitud del suceso.
Maradona falleció en su casa, víctima de un paro cardíaco fulminante que nadie pudo frenar.
La noticia circulo rápidamente, tanto como él lo hiciera cada vez que corría en la cancha.
Desde el primer momento de la confirmación de su muerte, las muestras de cariño se hicieron sentir en las calles y desde cada corazón que palpitó al ritmo del 10.
Reconociendo su condición impar, la idea de eliminar la camiseta número 10 de la selección crece como un lamento.
Para despedir sus restos, el gobierno nacional puso a disposición el recinto de la Casa Rosada, lugar en donde se despide a los personajes representativos del país.
Desde antes de que se habilitará la sala velatoria, la gente aguardó su llegada.
Si pudiéramos resumir la trayectoria de Maradona en un concepto, la palabra pueblo surge de manera obligada.
Surgió como lo hacen quienes están destinados a un ser piezas únicas, desde la más profunda pobreza y con un don que nadie le compró.
Desde el potrero, dominó la pelota y conquistó los corazones de millones con tan solo 9 años de edad.
Hoy, el Olimpo reclama su cuerpo y Diego, un tanto reticente, acude al llamado.