La aparición de una figura enorme que pasó desapercibida en Nazca confirma la teoría de que en el lugar hay gato encerrado.
Desde tiempos remotos, las líneas de Nazca atraen las miradas del mundo entero.
En pleno desierto peruano, la civilización Nazca dejó grabado en piedra el testimonio de su existencia.
Al respecto, existen estudios que intentan descifrar el significado de los cientos de figuras zoomorfas, fitomorfas y geométricas.
Sin embargo, la sensación que producen al simple espectador es sobrecogedora.
Cada forma o línea de la zona parece un tributo a los dioses que observan desde el cielo.
Pájaros, primates, constelaciones y códigos secretos danzan en el desierto.
Pero hay una figura en especial que escapó de la mirada atenta de los curiosos.
Se trata de un gato enorme que descansa sobre la arena desde hace más de dos milenios.
El glifo en cuestión mide 37 metros y fue descubierto de casualidad por los cuidadores de un parque arqueológico.
Aunque el hallazgo se realizó a principios del 2020, la investigación del mismo se vio interrumpida por la pandemia.
A pesar de las demoras, la figura destaca por la postura de costado y mirada atrapante que proyecta.
Nazca tiene un gato encerrado y el que tenga ojos para ver que vea.
Juguemos a ser dioses y miremos bien de cerca, quizá con un poco de suerte podremos descubrir al ratón que persigue.