incendios zombies

Los incendios zombies es una de las amenazas que el planeta enfrenta frente a los desafíos que desnuda el cambio climático.

¿Imaginas un incendio sin llamas que avanza silencioso, emitiendo gases tóxicos que afectan al ser humano?

La combustión latente es un tipo de siniestro que pasa desapercibido y que vuelve a la vida sin previo aviso.

Para entender en qué consiste este tipo de fenómeno es importante diferenciar algunas cuestiones.

La primera de ellas, la más importante, es la presencia de llamas. En un incendio tradicional, el fuego arde en las alturas (copa de árboles, por ejemplo) o en la superficie (pasto y arbustos). En el caso de la combustión latente, lo que se quema es el suelo (turba, principalmente).

Al ser caliente y seca, la turba es uno de los materiales más inflamables del planeta. Es rica en carbono y algunos de los depósitos de este material datan de hace millones de años.

Consecuencia de la crisis climática, la combustión latente en las zonas árticas son cada vez más frecuentes.

Un simple rayo puede provocar un incendio en la turba y derivar en un incendio que se prolonga en el tiempo.

Ejemplos de incendios zombies los encontramos en Burning Mountain, un evento que inició hace casi 6.000 años.

Otro caso famoso es el de Centralia, un poblado fantasma ubicado en Pensilvania, Estados Unidos.

En ambos casos, el material en combustión se encuentra en las minas de carbón que yacen en la profundidad de la tierra.

Aunque es complicado combatir este tipo de siniestros, la clave la encontramos en el agua.

Al inundar la zona, el incendio zombie desaparece pero hacerlo implica un esfuerzo humano inmenso.

Otra estrategia que se puede realizar es intentar eliminar el ingreso del oxígeno que alimenta el desastre.

Además de la destrucción material, la combustión latente emite gases que atentan contra la supervivencia humana.