Existen estudios que demuestran que la infidelidad es una conducta que se contagia entre seres humanos.
La infidelidad es tan vieja como la historia misma de hombres y mujeres sobre esta tierra. Para descubrir sus causas, la ciencia se ha dado a la tarea de estudiar distintos casos y situaciones.
Hasta el momento, la teoría es capaz de definir a la infidelidad, categorizarla y proponer terapias a quienes la padecen como enfermedad.
Las personas que son infieles por naturaleza, a diferencia del resto, no pueden evitarla.
En ese sentido, la infidelidad patológica puede transformarse en un virus capaz de conducir la vida emocional y sexual de su víctima. Aceptando que la infidelidad como enfermedad existe, la pregunta sobre un posible contagio es válida también.
Pese a que la lógica conduce a una pronta respuesta, es importante señalar algunos detalles previos.
Para empezar, es importante aclarar que la infidelidad compulsiva en un síndrome documentado y no todas las infidelidades se ajustan a su definición.
Ahora bien, un estudio reciente descubrió que conocer casos o personas infieles incrementa la posibilidad de copiar la conducta. Dicho en otras palabras, nos anima ser infieles conocer de alguien que lo es, sea conocido nuestro o no.
Para comprobar la hipótesis del estudio, los investigadores estudiaron tres situaciones distintas. En todos los casos, el grupo control conoció, leyó o vió casos de infidelidad.
Los resultados demostraron que las personas estudiadas se mostraron con mayor disposición a la infidelidad.