Lula

Brasil se vistió de fiesta tras la asunción de Luiz Inácio Lula da Silva en su tercer mandato presidencial.

Bajo la promesa de reconstrucción de un país devastado y la esperanza de nuevos aires, asumió Lula.

Un nuevo capítulo empezó a escribirse en Brasil después del acto de asunción de la gestión de gobierno entrante.

Al acto asistieron 19 mandatarios internacionales y más de 60 delegaciones correspondientes a otros países.

Lula apareció a bordo de un auto descapotable y recibió la banda presidencial de las manos del pueblo.

Antes del evento, el expresidente Jair Bolsonaro se refugió bajo el ala de su amigo Donald Trump en Estados Unidos.

En su discurso, Lula da Silva le habló directamente al electorado que lo eligió.

Tomando como eje a la economía, la promesa de gestión se enfoca en la recuperación del poder adquisitivo.

El programa de bienestar social Bolsa Familia regresa al ruedo para ayudar al grueso de la población sumido en la pobreza.

Tanto el respeto a la diversidad como al medio ambiente forman parte del proyecto gubernamental.

Por las 700.000 víctimas que dejó la administración de la pandemia en Brasil, el actual presidente ordenará una investigación.

Durante la nueva gestión, son 37 los ministerios que funcionarán, 14 más que la gestión anterior.

Al igual que ocurre en buena parte del mundo, Brasil deberá enfrentar el grave problema de la polaridad.

Los intentos terroristas fallidos, organizados todos por la derecha extrema, se replican en distintos puntos.

Una cuestión que no es menor tiene que ver con la división del país en dos formas opuestas de entender el mundo y a la economía.

La diferencia mínima de votos que llevó a Lula al poder es, quizá, la delgada línea a transitar mientras se gobierna.