Música hospital

Son las diez de la mañana y en el hospital de día de oncología del Gregorio Marañón de Madrid entra Aitor. Es voluntario de la ONG Músicos por la Salud y acude todos los días con su guitarra para tratar, a través de la música, de hacer más llevadera la estancia de los enfermos y familiares. EFEsalud ha pasado unas horas con él.

Una mañana con Aitor

Hoy empieza por los boxes donde los pacientes reciben quimio. Ya le conocen en el hospital.

“Hola, buenos días, ya me conocéis ¿no molesto a nadie, no? No quiero molestar”, dice el joven ante la mirada de los pacientes del primer box que están recibiendo su tratamiento oncológico.

Alguno está más metido en sus pensamientos y en ese momento no repara en su llegada, pero una vez que empiezan a sonar los acordes dirige también su mirada a Aitor.

“¿Tenéis alguna petición? Os animo a que me acompañéis, me encanta que me hagan coros”, dice el joven mientras empieza a tocar.

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Aitor durante el microconcierto en uno de los boxes. EFEsalud/BPC

La primera canción del repertorio de la mañana es el inolvidable bolero “quizás, quizás, quizás”. Aunque llevan mascarilla, se intuye que la música de Aitor les reconforta. Termina el tema y se oyen aplausos, algunos dados con una mano porque la otra está ocupada con la vía de la quimioterapia.

El músico se despide con “un gracias y mucho ánimo” y pasa al siguiente box, en el que interpreta la animada “Ojalá que llueva café”, de Juan Luis Guerra. En éste los pacientes están más animados y cantan el estribillo con él.

Y así pasa el músico por cada uno de los boxes de esta planta y cuando acaba, hace un descanso y habla con EFEsalud antes de subir a cuidados paliativos a seguir tocando.

Su granito de arena

“Empecé con esto a raíz de un amigo. Me pareció una manera, puede ser pretencioso, de ayudar a la humanidad con mi granito de arena. Fue como decir, ¿por qué no? con algo que me encanta a mí, que es la música, que tiene ese poder (…) de unir a las personas y haciéndonos sentir mucho mejor”, afirma Aitor.

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Aitor con su guitarra en un momento de la entrevista. EFEsalud/BPC

Tiene su proyecto musical y es profesor de música aunque en estos momentos no ejerce. Cuenta que tocar en hospitales es muy diferente a hacerlo en otro lugar porque el músico no es el foco, no es el centro de atención, sino “la herramienta que está ayudando a esa persona a que se sienta mucho mejor”.

“Son pacientes que muchos de ellos están en situación muy vulnerable y cada persona somos como somos y no todo el mundo lo recibe igual, pero la gran mayoría de ellos, muchísimos lloran y no paran de darte las gracias. Notas todo el bien que la música les hace y te lo demuestran”, subraya Aitor.

El poder de la música

Los beneficios los corrobora a EFEsalud la coordinadora de la Unidad de Cuidados Paliativos del Marañón, la doctora especialista en geriatría María Sánchez, quien asegura que la música en un hospital es “una válvula de escape” para los pacientes y les aporta “mayor bienestar”.

“Conectar sus emociones con las notas musicales les favorece la expresividad e incluso mejora la ansiedad, a veces la fatiga, el dolor. Sirve también como método de distracción y es un aporte muy beneficioso y complementario al tratamiento y al cuidado que se realiza en los hospitales o en cualquier ambiente sanitario”, sostiene María Sánchez.

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La coordinadora de la Unidad de Cuidados Paliativos del Marañón, María Sánchez. EFEsalud/BPC

Sí que es cierto, apunta la doctora, que hay ocasiones en los que los pacientes prefieren el silencio, pero hay otros en los que sí necesitan la música para sentirse mejor y relajarse. Por eso, es importante adecuar la música al momento del paciente y a la petición que él haga, que es cuando ésta puede conseguir el mayor beneficio a nivel terapéutico.

“Lo bueno que tiene Músicos por la Salud es que adecuan las canciones al estado de ánimo del paciente y a petición del paciente y de la familia. Lo que se canta es más significativo para ellos, es más individualizado y el efecto positivo es mucho mayor”, abunda la geriatra.

El germen

Músicos por la Salud nació hace nueve años, tras la experiencia de su presidente, Guillermo Giner, con su madre. Gracias a la música, la estancia de ella en el hospital -en La Fe, de Valencia-, hasta que falleció por un cáncer de colon, se hizo más llevadera.

“Imaginaos durante 11 meses pasar todas las noches en el hospital y hubo un momento, sobre todo al principio, el primer mes que yo no reconocía a mi madre en cuanto a que no estaba cómoda, no era ella. Un día le pregunté si le apetecía escuchar algo de música porque ella cantaba muy bien y fue el descubrimiento, fue como encender un interruptor y se hizo la luz”, rememora Giner.

Su madre estaba contenta y sonreía, también sus compañeras de habitación, a quienes previamente les preguntaba si querían escuchar música y todas decían que sí. El efecto en ellas era exactamente el mismo que en su madre: “Pasaban de estar visiblemente desasosegadas a estar sonriendo y cantando”, recuerda.

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El presidente de Músicos por la Salud, Guillermo Giner. EFEsalud

“Como curiosidad diré que casi nunca coincidían en los gustos musicales. Si a mi madre le gustaba, pues una Zarzuela, a lo mejor a la señora de al lado le gustaba (Joaquín) Sabina. Y esa es una de las características de Músicos por la Salud, música emocionalmente significativa escogida por los propios pacientes”, explica su presidente.

En 2015 creó la Fundación para intentar trasladar esa experiencia, que con su madre había funcionado, a todo aquel que pudiera necesitarlo en hospitales y centros sociosanitarios.

La música en la atención sanitaria

Actualmente han realizado este tipo de actividades en 65 hospitales y aproximadamente 360 residencias, con músicos profesionales, para que además ésta sea una salida laboral para ellos.

“Nuestros músicos reciben una formación previa, llevaremos cerca de 2.000 músicos formados y acuden con una periodicidad de mínimo un día a la semana a ese centro”, añade Giner.

El presidente de Músicos por la Salud lo tiene claro e incide en que la música ofrece luz en los momentos de oscuridad. Por eso, la fundación con sus músicos aporta humanidad, apoyo y afrontación de la enfermedad.

Además, remarca, han elaborado estudios que indican que la música acorta la estancia en los hospitales, disminuye la analgesia y facilita una recuperación más eficaz, “más allá de transformar ese mal momento en un buen momento”.

De hecho, incide en que en 2019, la Organización Mundial de la Salud realizó un informe que compilaba distintos estudios científicos y que concluía instando a los países que aún no lo hubieran hecho a desarrollar políticas que incorporen las artes y especialmente la música en la atención sanitaria, señala Guillermo Giner.

“Músicos por la salud se ha convertido en el adalid de que el Gobierno de España y los gobiernos autonómicos cumplan esta recomendación”, asegura.

Mientras, músicos como Aitor siguen recorriendo las plantas de los hospitales y residencias para llevar, con su música, luz en momentos oscuros. Y ¿adivinan cuál es la canción más solicitada? Piensen en cuál sería la suya.

La entrada Música en el hospital: una “válvula de escape” que complementa al tratamiento se publicó primero en EFE Salud.