La demanda de las visas de amor aumentó de manera considerable en el mundo entero producto de la pandemia por el coronavirus.

Una buena parte de las fronteras en la Unión Europea cerraron sus puertas.

Antes de la pandemia, las relaciones amorosas seguían el curso normal de los tiempos.

Un estilo de vida acostumbrado a la conexión constante propició un cambio en las relaciones.

El amor, alejado del concepto de la distancia, se manifiesta en formas diversas de interacción.

Tanto para el amor como para todos los ordenes de la vida, la pandemia cambió todo.

El aislamiento social obligatorio es casi una regla a seguir en el mundo entero.

Restricciones más o menos, el contacto humano se redujo a niveles inexplorados.

Las fronteras de algunos países aún están restringidas, tal como sucede en la Unión Europea.

Historias de parejas separadas por la cuarentena pululan en las redes sociales.

LoveIsEssential (el amor es esencial) y #LoveIsNotTourism (el amor no es turismo) son los hastag que confirman la situación.

Para quienes viven en el mismo código postal, el problema es casi anecdótico.

En cambio, cuando la distancia equivale a un país o a un continente, la cosa cambia.

Países como Noruega o Dinamarca expiden visas de amor que exime a las parejas de las restricciones de viaje.