Comechingones

Testimonio del pasado, el canto IV del poema Bamba, relata el combate entre el cacique Olayón y el Capitán Tristán de Allende.

La mítica pelea concluye con la muerte de ambos y suele explicar una parte de la historia que limita entre la realidad y la leyenda.

Para algunos, Allende y Olayón pertenecen al imaginario místico de los pueblos que nunca existieron en realidad.

Mientras que para otros, ambas figuras personifican la lucha entre conquistadores y pueblos sometidos a sangre y fuego.

Más allá de la disputa por la veracidad de las historias, existe un poema dedicado a ellos.

Dicho poema es de vital importancia porque aporta una de las versiones que dan significado a la ciudad de Cruz del Eje.

Para quienes conocen el lugar, sabrán que incluso hay un club muy famoso que se ubica cerca de la plaza que conduce al dique que lleva el nombre del cacique.

También existen registros que hablan del carácter guerrero y la resistencia que ofrecieron los comechingones a la conquista.

Ficción o realidad, la cultura coqueta siempre con esas dos posturas, cruza los límites para reconstruir el pasado.

En esa mismo devenir, el poema Bamba nos invita a reconocer parte de ese espiritú como propio.

Bamba, canto IV

Divino el sol, que trágico desciende
Es resplandor de gloria, de soslayo
Besa el cadáver de Tristán de Allende
Y como espada ensangrentada, tiende
Sobre el yerto costado el postrer rayo

Conduce una carreta al héroe amado
El silvestre laurel coronas teje.
La carreta se quiebra en el Bañado;
Y allí dejan al héroe sepultado,
Poniendo una CRUZ, hecha del EJE.

Ataliva Herrera