La propuesta de China para implementar un código QR a nivel mundial para controlar el virus covid-19 causó revuelo.

Los códigos QR, herramienta sucesora de los tradicionales códigos de barra, almacenan datos codificados. Son ampliamente utilizados en todo el mundo y sirven para acceder de manera inmediata a distintas fuentes de información. Sirven como puerta de enlace hacia los soportes de servicios web desde un teléfono celular.

En el contexto de pandemia, se proponen como herramienta de control global.

Por lo menos es la propuesta que lanzó China a los lideres del mundo como sistema de monitoreo mundial del virus. Uno de los propósitos de uso es reactivar la movilidad de las personas que viajan de manera frecuente.

También se pretende reactivar las economías globales afectadas por la pandemia.

Con la ayuda de los códigos QR, las autoridades de cualquier lugar del mundo pueden verificar el estado de salud del paciente. El sistema propuesto ya está probado en China y sirve para monitorear la trasmisión del virus.

Por lo menos es en la teoría que en términos ideales se espera.

Bajo un «sistema semáforo», China clasifica a los viajeros. El color verde es para las personas que pueden viajar con libertad mientras que el naranja es para las personas que requieren cuarentena.

El problema es que los defensores de los derechos humanos identifican signos de alarma. Entre ellos, el del control excesivo de la población que derivan, de manera ineludible, en procesos de exclusión.