Una dieta balanceada es un patrón alimentario que proporciona los nutrientes necesarios para mantener la salud, el bienestar y el funcionamiento óptimo del cuerpo. Incluye una variedad de alimentos de todos los grupos alimenticios en las cantidades adecuadas para satisfacer las necesidades nutricionales individuales, considerando factores como la edad, el sexo, el nivel de actividad física y el estado de salud.

Los principales componentes de una dieta balanceada son:

1. **Frutas y verduras**: Ricas en vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes. Se recomienda al menos 5 porciones al día.
2. **Cereales y granos integrales**: Fuente de carbohidratos, fibra, vitaminas del complejo B y minerales como el hierro y el selenio. Es mejor optar por granos integrales en lugar de los refinados.
3. **Proteínas**: Incluyen carnes magras (pollo, pavo), pescados, huevos, legumbres (lentejas, garbanzos), frutos secos y semillas. Las proteínas son esenciales para el crecimiento y reparación de tejidos.
4. **Lácteos y productos lácteos**: Proporcionan calcio, vitamina D y proteínas. Se pueden elegir opciones bajas en grasa o descremadas.
5. **Grasas saludables**: Las grasas insaturadas, como las encontradas en el aceite de oliva, los aguacates, los frutos secos y el pescado graso (como el salmón), son beneficiosas para el corazón y el cerebro.
6. **Agua**: Es esencial beber suficiente agua a lo largo del día, al menos 1.5 litros diarios, aunque puede variar dependiendo de la actividad y el clima.
7. **Azúcares y alimentos ricos en energía**: Se deben consumir con moderación, especialmente los azúcares añadidos y los alimentos procesados.

Además, es importante:

– **Limitar el consumo de alimentos procesados**, ricos en sal, azúcar y grasas saturadas.
– **Mantener un peso saludable** mediante la combinación de una dieta equilibrada y ejercicio regular.
– **Considerar las necesidades individuales**, como alergias, intolerancias o condiciones médicas específicas (por ejemplo, diabetes, celiaquía).
– **Variar la dieta** para asegurar una amplia gama de nutrientes y minimizar el riesgo de deficiencias.

Una dieta balanceada no solo ayuda a prevenir enfermedades crónicas como la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, sino que también mejora el estado de ánimo y la energía general.