Rusia y China

Los líderes de China y Rusia celebran un encuentro cuyo fin es el debate de la propuesta de paz para Ucrania.

Occidente mira con recelo la visita del presidente de China a su par ruso Vladímir Vladímirovich Putin.

La agenda que contempla tres días de trabajo arranca con una reunión en el famoso Kremlin.

Ahí se discute la propuesta de paz que presentó Xi Jinping, presidente de China, para terminar con la guerra en Ucrania.

Los lazos que unen a los dos países son tan fuertes que resistieron los avatares de la historia y de la economía.

Para una buena parte de los chinos, Rusia es el «gēge» (hermano mayor) que los ayudó en momentos críticos.

Apartados de la pureza y de los ideales del comunismo puro, los une el crecimiento y el poder.

Para Occidente, el viaje de Xi Jinpin se interpreta como la antesala de un peligroso acuerdo entre ambas potencias.

El miedo es tal que las interpretaciones sobre la reunión proliferan en todos los diarios del mundo.

Aunque pueda parecer que se trata del acostumbrado juego entre Oriente y Occidente, la realidad es otra.

Esto es así porque las reglas del juego son otras y las formas conocidas para la economía, la salud y la guerra misma cambiaron.

También es importante considerar que los recursos naturales utilizados como fuente se convirtieron en la moneda de cambio.

Las guerras que se vienen, lejos de las cuestiones ideológicas, estarán centradas en el control de la naturaleza.

En ese camino, China lleva ventaja con la creación de un sol artificial que promete dispensar energía por siglos.

Por otra parte, Rusia sostiene su liderazgo gracias al gas natural que necesita Europa.