bruja

Para anticipar la cercanía de la noche de brujas, compartimos La bruja, un poema emblemático de Mary Elizabeth Coleridge.

Se titula «La bruja» y nos invita a explorar nuevos conceptos sobre lo femenino y la búsqueda constante de nuevos espacios.

La bruja

He caminado mucho sobre la nieve,

No soy alta ni mi corazón fuerte.

Mis ropas están mojadas,

Y mis dientes se estremecen,

El camino ha sido largo

Por el penoso sendero crujiente.

He vagado sobre la exuberante Tierra,

Pero nunca he venido aquí antes.

¡Oh, levantádme sobre el Umbral

Y dejádme ante la Puerta!

El filo del viento es un enemigo cruel,

No me atrevo a pararme en la tempestad.

Mis manos son de piedra,

Y mi voz se lamenta.

Lo peor de la muerte ha pasado,

Pero aún soy una pequeña dama.

Mis delicados pies se han llagado,

Y en blancas heridas sangrado.

¡Oh, levantádme sobre el Umbral

Y dejádme ante la Puerta!

Su voz era la voz que la mujeres tienen

Rogando por un deseo del corazón.

Ella vino.

Ella llegó,

Y la llama temblando,

Hundiéndose en el fuego

Finalmente murió.

Nunca más en mi alma se encendió,

Desde que me agité en el suelo,

Levantándola sobre el Umbral,

Y dejándola ante la Puerta.

Mary Elizabeth Coleridge