Vacuna

Un estudio de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI) reveló que el 48% de las personas con Covid-19 internadas en salas de terapia intensiva no está vacunada.

De ese número, sólo un 13% se ha colocado su primera dosis.

El estudio, realizado en 102 centros médicos de distintas ciudades del país, es quizás una descripción más que acertada sobre el estado actual de la pandemia, no sólo en el país sino que en el mundo.

Mientras que en Europa se vive lo que los expertos consideran como «la pandemia de los no vacunados», la Argentina ha logrado mantenerse con cierta estabilidad epidemiológica en los últimos meses, gracias a los avances hechos en materia de vacunación.

Pero esto es indicador de otra cosa: Si bien hay una extensa mayoría de la población que entiende que la salida se encuentra en la vacunación y los cuidados básicos, la cual se viene salvando de los contagios o directamente de pasar por una Unidad de Terapia Intensiva (UTI), existe otro sector de la sociedad que se niega rotundamente a vacunarse, y son esas personas las que se contagian y contribuyen a que el Coronavirus siga mutando.

(De ahí que surgen variantes nuevas como la Ómicron, y de repente los Gobiernos se ven obligados a aplicar dosis de refuerzo).

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Volviendo al informe, el cual se había detenido frente a la baja de casos pero luego se retomó con el reciente incremento ocurrido en las últimas semanas, se analizaron 1.514 camas de UTI de todo el país.

En términos generales, la SATI encontró un índice de ocupación del 68%, lejos del colapso sanitario, pero también muy alejado de la «nueva normalidad».

De ese índice, sólo el 4,4% se correspondían a pacientes con Covid-19 (una población total de 66 pacientes). De ese universo, el 63% requirió de asistencia respiratoria mecánica.

De los 66 pacientes, 9 estaban inmunosuprimidos (Es decir, en un coma inducido).

Hilando un poco más fino, el sondeo reveló que tan sólo uno de estos pacientes tenía las tres dosis de la vacuna, mientras que 22 tenían las dos dosis, y otros 8 tenían una sola dosis.

Los 29 pacientes restantes, en tanto, no tenían ni una sola dosis de la vacuna aplicada, correspondiente al 61% de la población estudiada.