Sergio Massa y Alberto Fernández

La tarde de ayer fue una clara muestra del desmoronamiento interno del Gobierno Nacional, el cual inició hace ya unas 3 semanas atrás con la salida de Martín Guzmán del Ministerio de Economía.

Su (poca triunfal) salida, calificada con justo fundamento por varios como un autogolpe al Ejecutivo, dejó al mismo tambaleándose y, peor aún, a un país sumido en una mayor incertidumbre.

Tras una certera intervención de Estela de Carlotto, finalmente el Presidente Alberto Fernández y la Vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner acordaron por medio de esa maravillosa herramienta llamada ‘diálogo’ la llegada de Silvina Batakis al Palacio de Hacienda.

Pero justo en medio de su viaje a Washington para renegociar algunas pautas del acuerdo con el FMI, empezaron a surgir versiones sobre la llegada de un nuevo reemplazo, siendo este Sergio Massa.

Pasaron las horas, y Massa desmintió los rumores, solo para que al día siguiente los mismos quedaran confirmados tras su llegada en calidad de ‘superministro’.

El superministro Massa

Tras algunas charlas con el Presidente, el ahora ex titular de la Cámara de Diputados asumirá como funcionario en un ministerio unificado, sobre cuya órbita recaerán los ministerios de Economía, Desarrollo Productivo y Agricultura, Ganadería y Pesca.

La decisión de unificar estos ministerios surge por la necesidad de reorganizar las áreas económicas del Gabinete para garantizar un mejor funcionamiento y coordinación, siendo este último un aspecto muy criticado incluso desde el inicio del Gobierno.

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Este nuevo superministerio dará inicio a sus funciones el próximo lunes, con la designación de funcionarios que acompañen la gestión del tigrense.

En tanto, el martes se llevará a cabo una sesión especial en Diputados para tratar su renuncia y elegir a quien será el nuevo titular.

Implosión

La jornada de ayer, ante los ojos de los medios y las redes sociales, solo puede describirse como un estallido de noticias, trascendidos e incertidumbre total.

La oleada de renuncias inició a la tarde, con la salida del secretario de Asuntos Estratégicos de la Nación, Gustavo Beliz, un funcionario muy cercano a la figura de Alberto Fernández.

Horas después surgió el anuncio de la llegada del flamante ‘superministro’ al Gobierno, y ahí empezaron a llegar más cambios en el Gabinete.

La hasta entonces ministra de Economía, Silvina Batakis (quien tuvo una de las conducciones del Ministerio más cortas de la historia del país) presentó su renuncia, aunque la misma fue rechazada por Fernández, quien le pidió que se quedara en el Gobierno. Un poco después, Batakis quedó confirmada como presidenta del Banco Nación.

Otro cambio fue en torno al Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, donde se marcó el fin de otra gestión particularmente cuestionada, la de Julián Domínguez. Su renuncia -a diferencia de la ex titular del Palacio de Hacienda- fue aceptada a la brevedad y sin mucho reparo.

En tanto, el ahora ex ministro de Desarrollo Productivo, Daniel Scioli, retomará sus funciones como embajador en Brasil.

Finalmente, del lado de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) quedó como titular Carlos Castagneto, quien hasta entonces se desempeñaba como director general de Recursos de la Seguridad Social en dicho organismo.

Cabe destacar que los ministerios que ahora están englobados en el ‘superministerio’ fueron degradados a secretarías, y hasta ahora no hay novedades sobre quiénes pasarán a integrar dichos espacios.