Un día como hoy asumía el dictador Adolfo Hitler, instrumentador del holocausto, un genocidio que no podemos, ni debemos, olvidar.
En memoria de todos los fallecidos, de las familias que los recuerdan y de la humanidad entera, compartimos un poema.
La obra fue escrita por Jorge Plescoff, un poeta chileno radicado en Jerusalén, autor de diversos libros.
Holocausto
Si tocas los hornos
podrás sentir los pasos del diluvio
que no llegó a tiempo;
en Auschwitz sólo aceptaron trenes
de carne segada.
El viento solía afirmarse en las alambradas
y llorar, como la lluvia,
cerca de mí, tan cerca,
que casi, casi me tocaba.
Pero éramos tantos,
como a Abraham le prometieron.
Cada campo fue agujero
en el pecho del cielo,
ese cielo que sufrió en silencio
su fusilamiento.
Y luego nuestro dolor sin plumaje,
ruptura de rayo en implícita nube,
grito de parto sin niño.
Me arrodillé tantas veces
que mi cuerpo echó raíces,
y fui combustible de mil hornos
de alabanza a los hielos.
Me recuerdo buscando una flor
para reencontrar mi lenguaje,
tocar con su perfume mi memoria
y alcanzar a Dios.
Pero éramos tantos
y tan anudados mis dedos.
Si los huesos sostienen mi tierra,
cada piedra es responso
por un alma durmiente,
un ejército de esperanzas,
un Pueblo sin despedidas,
un suspiro redentor
que aun no llega,
pero se aproxima.
Jorge Plescoff