Hungría

Tanto la clase media como los jubilados engrosan las filas de personas que solicitan comida al gobierno de Hungría.

Llegar a fin de mes se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza en Hungría durante los últimos años.

Pese a que las estadísticas reportan un descenso en la tasa de los niveles de pobreza, la brecha entre ricos y pobres crece.

Entre la población afectada se ubican las personas que pertenecen a la clase media y los jubilados.

Ambos sectores sufren los efectos de un nivel de vida que no se condice con el poder adquisitivo.

En la entrega de alimentos organizada esta nochebuena, miles de personas accedieron al beneficio.

Los problemas económicos, laborales, sociales y familiares contribuyen a la creación del mayor de los problemas: el hambre.

Aunque Hungría es noticia por ese tema, el problema se repite en una buena parte del mundo.

Como muestra tenemos el caso de Reino Unido en donde las personas roban comida todos los días para sobrevivir.

En algunos supermercados, los alimentos contienen alarmas que son desactivadas en las cajas de pago.

Sin guerras de por medio, los gobiernos se han mostrado incapaces de proporcionar los niveles mínimos de bienestar humano.

El derecho que todo ser humano tiene a comer y a vivir bajo un techo sigue siendo una utopía en el mundo.

Vivimos bajo sistemas económicos cuyas variables curiosamente favorecen un sector pequeño de la población.