Boris Johnson

La carrera política de Boris Johnson enfrenta un nuevo desafío tras el desarrollo de la investigación por el «partygate».

El ex primer ministro británico fue citado a comparecer ante el comité parlamentario de Reino Unido.

Los siete parlamentarios que integran el Comité de Privilegios de la Cámara de los Comunes lo acorralaron con preguntas.

Sobre los hombros de Johnson pesa la denuncia por haber asistido a cinco fiestas mientras se desarrollaba la pandemia.

Dicho escándalo se conoce como el «partygate» y en términos legales amenaza con diezmar la carrera política de Boris.

Como evidencia de lo sucedido, existen imágenes de los eventos que confirman la presencia del ex ministro.

En su defensa, Johnson plantó postura al afirmar que nunca violó las normas impuestas de aislamiento por el covid-19.

Mientras duró el interrogatorio, los ánimos del ex primer ministro se caldearon al extremo de acusar al mismo comité que lo investiga.

El dato de color del proceso lo aporta el hecho de que algunos de sus verdugos pertenecen a su partido.

Pese a que Johnson confía en que saldrá ileso de las acusaciones, un fallo adverso significa grandes pérdidas.

Si se confirma el «partygate», tanto el escaño como la habilitación para ejercer pueden perderse.

Para Boris, las fiestas existieron pero dentro de los límites de aislamiento conocidos en ese momento.

Aunque el político ofreció disculpas por lo sucedido, en el recuerdo de los ciudadanos se instaló una grieta infranqueable.

Por todos lados se escuchan reclamos de quienes no pudieron acercarse a sus seres queridos antes y durante la muerte.