Francia

Con otra jornada de violentos disturbios, el gobierno de Francia intenta frenar el creciente descontento social.

La muerte de un adolescente en Francia desató la bronca contenida de una sociedad que exige respuestas.

El asesinato a tiros de un joven de 17 años de edad acrecentó los desacuerdos entre los ciudadanos y el gobierno.

Nahel, un adolescente repartidor de comida, murió este martes pasado tras ser disparado por la policía.

A partir de ese momento, la sociedad francesa salió a las calles para descargar la bronca contenida.

Desde hace varios días, miles de personas fueron detenidas, cientos resultaron heridos y se vandalizaron decenas de edificios.

Las manifestaciones escalaron a tal punto que el presidente Emmanuel Macron tuvo que suspender un viaje programado.

Tras los desbordes, el gobierno dispuso diversos operativos policiales en las ciudades afectadas.

En las imágenes tomadas por los disturbios se pueden observar los actos represivos de la policía y la bronca de la gente.

Sobre la violencia en las calles, los padres de Nahel hicieron un llamado a la paz social. Para ellos, tomar la muerte de su hijo como bandera es una excusa de una furia contenida. Es por eso que la abuela de Nahel pidió a los manifestantes frenar la violencia.

Para evitar males mayores, la familia de Nahel realizaron los funerales en una ceremonia privada.

El presidente Emmanuel Macron convocó a una parte de su gabinete para encontrar una solución al problema.

Mientras tanto, el endeble contrato social en Francia está a punto de romperse.