Japón

Esta semana, Japón empezó a lanzar al mar los desechos radiactivos procedentes de la planta nuclear de Fukushima.

A 10 años del desastre nuclear ocurrido en Fukushima, Japón empezó a desprenderse de una parte de los residuos radiactivos.

Un terremoto ocurrido el 11 de marzo de 1011 marcó un antes y un después en el país del sol naciente.

El movimiento telúrico cambió para siempre la vida de miles de personas que tuvieron que abandonar sus hogares.

En aquel momento, un tsunami de 15 metros de altura golpeó a la planta nuclear Fukushima Daiichi. El mar ingresó a los generadores, causando el sobrecalentamiento de los reactores y fuertes explosiones que liberaron sustancias tóxicas.

Las aguas avanzaron en un radio de 560 kilómetros, destruyendo todo lo que encontraban a su paso. Como resultado, un total de 10 pueblos se transformaron en fantasmas en donde murieron cerca de 19.000 personas.

De acuerdo a los datos estadísticos, al menos 160.000 personas abandonaron sus casas, huyendo de la radiación.

Pasada una década de la tragedia, el gobierno hizo un llamado a la población para que los pueblos vuelvan a ser habitados. Sin embargo, solamente un cuarto de los exiliados, ancianos en su mayoría, acataron la medida.

Respecto al desmantelamiento de la planta nuclear siniestrada, el plan consideró una idea que causó revuelo en el mundo.

A principios de este año, Japón anunció que empezaría a lanzar radio isotopos de Tritio diluidos en agua. De manera gradual, millones de toneladas de agua contaminada serán depositadas en el mar por la isla.

Desde que se conoció la noticia, algunos socios comerciales de Japón, como es el caso de China, tomaron drásticas decisiones. A partir de ahora, China dejará de importar productos del mar procedentes de la pesca nipona. Esto significa un duro golpe al sector, indicaron los pequeños y grandes productores de la isla.

Mientras el gobierno asegura que los desechos reactivos lanzados al mar cumplen con las normas, la experiencia dice otra cosa.

Como dato relevante tenemos que la transparencia de la información en temas radiactivos no es precisamente el fuerte de Fukushima.

Los países vecinos temen que la contaminación del mar afecte a la humanidad entera y conduzca a un problema sin retorno.