Pies de loto

Hasta no hace mucho tiempo, fracturar los pies para alcanzar el ideal de belleza fue una moda bastante común.

Dicho canon de belleza se conocía como pies de loto, un ritual de belleza y cultural que iniciaba a temprana edad.

Fue en China, durante la dinastía Song, que aparecen los primeros indicios de esta escalofriante proceso.

Se cree que todo empezó con un baile realizado por una concubina, la preferida del emperador.

Quienes presenciaron la danza quedaron tan maravillados de sus diminutos pies que intentaron imitarla.

Para frenar el crecimiento de los pies, las clases adineradas empezaron a vendarlos.

El proceso iniciaba antes de los cinco años y empezaba con el remojo de pies en hierbas y sangre animal.

Posteriormente, la persona que realizaba el vendaje retorcía los dedos hasta esconderlos en el arco del pie.

El dolor experimentado por la iniciada era espantoso y algunas de ella perdían los dedos o la vida por las infecciones.

Aunque se trataba de un verdadero tormento, lograr pies tan pequeños aseguraba un buen matrimonio.

Para los hombres de esa época, los pies diminutos simbolizaban belleza y status.

Las mujeres adineradas vendaban sus pies de manera habitual pero algunas familias pobres también lo hacían.

En este caso, correspondía realizar el vendaje en la mayor de las hijas.

En ambos casos, el objetivo era el mismo: lograr pies de 12 centímetros de largo, equivalentes a un loto dorado.

Con la llegada de Mao Zedong al poder, el vendaje de pies quedó prohibido.

Además de las reformas de Mao, fueron las críticas occidentales sobre los pies de loto las que sellaron el declive final.

La última fábrica de zapatos de pies de loto cerró sus puertas en 1999.