boliche

De un tiempo a la fecha, la cantidad de boliches de Alemania disminuyeron de manera dramática en todo el país.

Al margen de los problemas sanitarios, la experiencia de la pandemia puso a prueba al mundo de los negocios.

Los sectores más afectados fueron aquellos en donde el contacto humano es más estrecho. Como ejemplo tenemos los espacios deportivos y de esparcimiento que congregan grupos grandes de personas en espacios reducidos.

La pandemia del coronavirus nos obligó a replantear nuestras vidas y modificó la forma en que nos relacionamos.

Fue también durante el aislamiento que se confirmó el placer que produce las nuevas formas de contacto.

Según las estadísticas, los intereses de las personas respecto al ocio cambiaron con el pasar de los años. Los jóvenes de hoy en día dedican una buena parte de su vida a las redes sociales y los rituales para relacionarse con sus pares se rigen por reglas personalizadas.

Como ejemplo concreto de ello tenemos el desplome de los boliches bailables en toda Alemania. De los 2.300 locales contabilizados en 2011 quedan solamente 860.

Los dueños de las discotecas aseguran que la situación es angustiante y la muerte del negocio está a la vuelta de la esquina.

Aunque la pandemia contribuyó al problema, la realidad es que la desaparición de los boliches empezó varios años atrás.

En el pasado, los jóvenes elegían a las discotecas como el punto de reunión y disfrute por excelencia.

Hoy en día, el placer es personal, acotado y se basa en la idea de vivir experiencias.

En la actualidad, las reuniones no tienen horario y los lugares pueden ser tan diversos como personas existan.

Pese a que los reportes indican que los jóvenes bailan menos y evitan el sexo, la realidad indica otra cosa. Las nuevas generaciones bailan pero prefieren hacerlo a solas, sin reglas o con quien desean hacerlo. La misma tendencia aplica en el caso del sexo.

Los boliches de Alemania se encuentran al borde del abismo sin encontrar una forma de seducir a los nuevos clientes.