En un ambicioso proyecto, la CIA armó un plan que tiene como objetivo regresar a la vida a un grupo de animales extintos.
De a poco, los sueños que la pantalla grande de Hollywood nos contaron se están haciendo realidad.
Como ejemplo tenemos a los vehículos voladores, las videollamadas, las realidad virtual y el metaverso.
Ideas que se plantearon en el pasado como de ciencia ficción, hoy son comunes, en algunos casos, obsoletas en otros.
La teletransportación, una de las fronteras del conocimiento, así como la clonación de animales y seres humanos, están a un paso de convivir con nosotros.
Animales como el mamut, emblema de la época glaciar, están dentro del proyecto que la CIA tiene para revivirlos.
Con la ayuda de capitales aportados por la agencia de inteligencia, la compañía Colossal Biosciences anunció la edición de ADN de animales desaparecidos.
Una especie de Jurasic Park habitado por dodos y tigres de Tasmania puede implementarse en las próximas fechas.
El objetivo es manipular el material genético de estos animales para crear tecnología que ayude a los ya existentes.
Así, la biología sintética obtenida se utilizará en beneficio de especies animales y vegetales resistentes a los embates del medioambiente.
Aunque se trata de un avance tecnológico, un sector de la comunidad científica se opone a la propuesta.
Las razones que sustentan el rechazo se fundamentan en cuestiones éticas y prácticas observadas.
Resucitar especies de un pasado remoto en condiciones ambientales distintas a las que disfrutaron en vida es uno de los puntos de discordia.
Los científicos también discuten sobre la necesidad de salvar a los animales que habitan hoy la Tierra y no esperar a que mueran para hacerlo. Sobre este tema, los estadísticas mundiales son abrumadoras. En un lapso de 150 años, 23 animales desaparecieron a consecuencia del hombre y muchas otras están en peligro de extinción.
Más allá de los desacuerdos, en poco tiempo empezaremos a reconocer algunas características prehistóricas en la fauna y en la flora que nos rodea.
