China

El gobierno de China enfrenta un nuevo desafío tras la puesta en marcha de un proyecto para construir una nueva muralla.

La muralla china es una fortificación antiquísima que sirvió de protección de la frontera norte durante las dinastías.

Tuvo como objetivo frenar las invasiones y los ataques de los pueblos nómadas de Mongolia y Manchuria.

Se extiende a lo largo de 21.200 kilómetros y actualmente se conserva menos de una tercera parte de ella.

Miles de años después de su construcción, China proyecta una muralla alternativa que sorprenderá al mundo.

En esta ocasión, la propuesta es verde y el objetivo es proteger a la población del cambio climático.

El proyecto es ambicioso pero totalmente realizable si consideramos la forma en que los chinos enfrentan los desafíos.

Para muestra tenemos el enorme avance que lograron en economía, tecnología, industria y energía en tan pocos años.

Ahora, el punto focal es combatir la desertificación en el extenso territorio a lo largo y a lo ancho.

La reforestación avanzará también sobre el desierto de Gobi, un dolor de cabeza para los chinos.

El desafío es crear un muro de contención que permita frenarlo y lograr el resurgimiento de la vida vegetal y animal.

Se espera también que la reforestación logre contener el avance de las tormentas de arena que ahí se forman.

Hasta el momento, los árboles de esta muralla cubren 4.500 kilómetros, creando una biosfera favorable.

Por los buenos resultados, África implementará el proyecto para combatir la desertificación de los países.