Durante casi 500 millones de años, nuestros antepasados tuvieron cola que la evolución se encargó de eliminar.
Si alguna vez te preguntaste por qué no tienes cola, debo decirte que tú razonamiento es totalmente lógico.
Según demostró la ciencia, por razones genéticas, en un momento desconocido perdimos la cola.
En lugar de ello, la evolución nos entregó un coxis que nos recuerda nuestro pasado mutante.
Hace 20 millones de años, un grupo de genes cambiaron el rumbo de la humanidad.
El mono que nos antecede sufrió una mutación que heredó a toda su descendencia.
A partir de entonces se empezaron a perfilar las características de un animal pensante y bípedo.
Se cree que la pérdida de la cola significó un salto evolutivo que aportó ventajas al ser humano.
La mutación azarosa del gen TBXT, junto a otros tantos, colaboraron para que el coxis apareciera.
Esta parte del esqueleto es el vestigio de la cola que tuvimos. Está conformado por 4 vértebras que sobresalen de la pelvis.
Un detalle que sigue siendo un misterio es porqué perdimos la cola.
Porque si se trata únicamente de un hecho ligado a la probabilidad, es bueno buscar los rastros de esa perfecta casualidad.
Quizá podamos descubrir al fin ese lazo que nos conecta de manera directa a los dioses.