conversar

¿Alguna vez te has puesto a pensar en las razones que nos motivan a conversar con nosotros mismos en algunas ocasiones?

Aunque creemos que la locura es la única razón que nos lleva a establecer una conversación con nosotros mismos, no es así.

Los soliloquios son discursos o conversaciones que mantiene una persona con su yo interno.

Suelen aparecer en la infancia, representados muchas veces en los llamados amigos imaginarios.

Se trata de una forma de comunicación que es fundamental en el desarrollo de las personas.

Cuando le hablamos a un sujeto interno que no vemos, nuestro cerebro desdobla el pensamiento.

Durante esta fase ocurren distintos beneficios tales como la recuperación de recuerdos, el fortalecimiento de la confianza y el incremento de la memoria.

En algunas corrientes psicológicas se pide al paciente que hable consigo sobre los problemas que le afligen. Esta terapia funciona también en cuadros depresivos, de estrés y de pérdida de un ser querido.

Nos hablamos por distintos motivos. Uno de ellos, el más frecuente, es para ordenar las ideas y reflexionar sobre las acciones del día.

Es la voz interna quien nos elogia pero también castiga severamente nuestras conductas.

Pensar en voz alta ayuda a quienes desean mejorar la memoria y fortalecer la autopercepción.

Aunque hablar solo es sano y necesario, debemos estar atentos cuando esto sucede.

El primero es identificar cuando los pensamientos negativos crecen, afectando la autoestima.

Cuando los amigos imaginarios y las voces superan los límites sociales, jurídicos, emocionales y de integridad física, conviene pedir ayuda a un especialista en salud mental.