osos

En un pequeño pueblo de Estados Unidos, los osos echaron por tierra las ideas libertarias de un grupo de personas.

Grafton es una pequeña comunidad ubicada en el estado norteamericano de Nuevo Hampshire, hogar elegido por los libertarios.

En los últimos días, Grafton saltó a la fama por dos cosas: el ataque de osos y el fracaso de un experimento político.

A principios de este siglo, un grupo de jóvenes solteros se radicaron ahí para poner en marcha su derecho a la libertad.

Para demostrar el «daño» que produce la intervención del estado, redujeron los impuestos y servicios públicos.

Bajo la idea de que todo ser humano es capaz de autorregularse, los anarcocapitalistas pensaron en construir un paraíso.

En 2004 surgió el Proyecto del Pueblo Libre (Free Town Project), una comunidad utópica del libertarismo norteamericano.

Como resultado, las calles empezaron a llenarse de basura, violencia, pobreza y de inusuales ataques de osos negros.

El derecho a la libertad individual para vivir y hacer lo que se quiera no resultó como se esperaba.

Desde la teoría, el libertarismo es el único gobierno capaz de satisfacer los deseos individuales de la humanidad.

Sin embargo, la puesta en práctica de las ideas en Grafton demostró las fallas estructurales de este tipo de políticas.

Los libertarios de Grafton no fueron más ricos o más felices, destruyeron los servicios y la relación con la naturaleza.

Como ejemplo tenemos las invasiones de osos. Al principio, los libertarios pensaron que podrían tenerlos de mascotas pero los animales tenían otros planes. Los osos ejercieron también su derecho a la libertad, atacando a los seres humanos.

Dado que el experimento falló, los soñadores empezaron a migrar hacia otros lugares donde la promesa de libertad sea una realidad.