El compostaje de restos humanos es una opción que los familiares de las personas fallecidas pueden elegir en Nueva York.

Nueva York se convirtió en sexto estado de Norteamérica en autorizar el compostaje humano.

El primer estado que legalizó el método fue Washington y después le siguieron Colorado, Oregón, Vermont y California.

«Polvo eres y en polvo te convertirás» es la frase obligada dentro del ritual de los funerales católicos.

Con la reducción orgánica natural de los cuerpos, la frase hoy cobra sentido más que nunca.

La humusación de los cuerpos que ofrecen las empresas autorizadas se realiza a través de un proceso controlado.

Para lograr que los restos humanos se conviertan en tierra se utiliza un contenedor, materiales orgánicos y temperatura controlada.

Dentro de la caja se colocan trozos pequeños de madera, alfalfa y paja que cubren totalmente el cadáver.

En un lapso de 30 días, la persona se transforma en un puñado de abono orgánico y natural que se entrega a los familiares.

Con el humus obtenido por este proceso se puede nutrir cualquier tipo de árbol o planta.

Recompose, una de las empresas que ofrece el servicio de compostaje humano, asegura que el proceso ofrece múltiples ventajas.

La primera de ellas tiene que ver con el cuidado del medio ambiente ya que ahorra toneladas de carbono.

Comparada con los entierros tradicionales o con la cremación, la humusación reduce las emisiones de dióxido de carbono.

También se logra resolver el problema de la falta de espacio dentro de los cementerios y el costo que significa mantenerlos.

Cada compostaje cuesta US$7.000 contra los US$7.848 que vale un entierro tradicional y los US$6.971 de la cremación.

Entre quienes se oponen a la iniciativa se encuentra un sector de la iglesia católica por considerar que atenta contra la dignidad humana.