Fernando Iglesias

La diputada Gabriela Cerruti (Frente de Todos), junto a otros diputados de su espacio, presentaron un pedido de expulsión para el diputado Fernando Iglesias (PRO), tras sus dichos sobre la polémica de las visitas a la Quinta de Olivos.

Este pedido de exclusión de la Cámara Baja se origina tras las declaraciones de Iglesias sobre la visita de Florencia Peña a la residencia presidencial, la cual fue catalogada por el diputado como un «escándalo sexual».

Sus declaraciones generaron rechazo por parte de varios sectores, incluso dentro de su mismo partido.

El presidente del bloque de diputados del PRO, Cristian Ritondo, calificó a las declaraciones de Iglesias como un chiste de mal gusto:

«No es chistoso y hay que respetar a las mujeres. Lapolítica tiene otra altura, no comparto ese tipo de chistes.»

Cristian Ritondo – Presidente del bloque de diputados nacionales del PRO

Por su parte, la diputada Silvia Lospennato remarcó lo siguiente:

«Lo que tuiteó Fernando iglesias está pésimo. Hay que pedir explicaciones convincentes sobre la actividad de los no esenciales en Olivos (…), pero de todos, varones y mujeres y hacerlo sin insinuaciones ni prejuicios.»

Silvia Lospennato – Diputada del PRO
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El pedido de expulsión

Por medio de sus redes sociales, Cerruti aseveró que los dichos del diputado fueron de carácter violento hacia las mujeres.

En diálogo con Radio 10, la diputada aseveró que la actitud de Iglesias hacia la situación del OlivosGate, aparte de ser misógina, está penada por la Constitución Nacional.

En su artículo 66, la Carta Magna de la Nación establece lo siguiente:

«Cada cámara hará su reglamento y podrá con dos tercios de votos, corregir a cualquiera de sus miembros por desorden de conducta en el ejercicio de sus funciones, o removerlo por inhabilidad física o moral sobreviniente a su incorporación (…).»

Texto parcial del artículo 66 de la Constitución Argentina

En ese sentido, lo que propuso la diputada es expulsar a Iglesias de la Cámara de Diputados a raíz de sus dichos, que no sólo son calificados como un ataque a Florencia Peña, sino que a las mujeres, una actitud que -en pleno siglo XX- no es propia de un integrante de la Cámara Baja.