España

Las elecciones presidenciales de este fin de semana en España dejó un sabor amargo en los distintos partidos políticos.

El triunfo en las urnas indica que el Partido Popular (PP) ganó la compulsa pero la realidad es muy diferente.

De acuerdo a los resultados, el triunfo es tan acotado que no alcanza para lograr la ansiada gobernabilidad.

El PSOE obtuvo las bancas suficientes para formar alianzas con un sector de la oposición para lograr mayoría en el Congreso.

Los datos oficiales publicados por el Ministerio del Interior, el PP obtuvo 136 bancas de las 350 que conforman el parlamento.

Todas las encuestas que daban como ganador al referente del PP por amplia mayoría pero fallaron en sus predicciones.

El PP cuenta con el apoyo de los sectores de ultraderecha representado por el partido VOX. Sin embargo, la alianza supone ceder una parte del poder.

Los representantes de VOX anticiparon la intención de conseguir cargos específicos en el gobierno como moneda de cambio.

De ser así, la mayoría que no se siente representada por la ultraderecha sentirá que fue defraudada.

En el otro extremo de la grieta, el PSOE fortalece los lazos que lo unen a la izquierda.

Ambos casos constituyen un ejemplo de la realidad política que atraviesan los gobierno del mundo.

En los tiempos que corren se disputa la implementación de dos modelos económicos, sociales y políticos enfrentados.

La derecha apuesta a las empresas, a los recortes presupuestarios y a la mano dura. Mientras la izquierda apoya todo lo contrario.

En el medio, los ciudadanos soportan las efectos de las decisiones tomadas por la gestión de turno.